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La fabricación de un reloj es una labor de precisión. La cuidada elaboración de cada componente requiere tiempo de por sí. Con el fin de garantizar una calidad óptima, los relojes TAG Heuer se montan en un ambiente cuidadosamente controlado en el que se filtra el aire.
La esfera y el movimiento se unen introduciendo los pies de la esfera en la parte externa del movimiento. Para colocar las agujas en el pivote del movimiento, se utiliza una máquina especial automatizada de última generación. Esta máquina, de gran sensibilidad, controla el movimiento, asegurando que el cambio de fecha se realiza de forma precisa a medianoche. Una vez colocadas, las agujas deben girar libremente cuando la corona rota. Una aguja nunca debe impedir el desplazamiento de la otra.
A su llegada al departamento de ensamblaje, la caja se examina rigurosamente. La esfera, el movimiento y el anillo de revestimiento se alojan en el interior de la caja. A continuación, se introducen la corona y el vástago, y el movimiento se fija con tornillos. Para fijar el peso oscilante al movimiento se utiliza un destornillador específico. A continuación, el fondo de la caja se cierra con una máquina especializada. Cada fondo de caja se graba con sus propios distintivos utilizando un láser. Tras ello, el reloj está listo para la prueba final. Los relojeros emplean diversas herramientas para fijar manualmente las correas o los brazaletes al cuerpo del reloj. Una vez más, se requiere una concentración absoluta para evitar rayar las piezas, y se comprueba que el cierre funciona correctamente.